En México, sólo 4 de cada 10 padres consideran que la educación de sus hijos es su responsabilidad, señala una encuesta nacional realizada por el Consejo de la Comunicación, previo al Día de la Familia, a celebrarse este domingo.
Su presidente, Salvador Villalobos, indicó ayer durante el anuncio de actividades familiares del DIF, que el estudio «Responsabilidad Familiar en el Desempeño Escolar de los Niños» refleja que es necesario que los papás dediquen más tiempo de calidad a los menores.
«Nos alarmó mucho, sólo el 40 por ciento de los padres se consideran educadores, entonces, cuál es el papel del otro 60 por ciento», cuestionó.
Cristina Maiz de González, presidenta del DIF, dijo que la familia como base de la sociedad debe ser formadora.
«Es donde se transmiten los valores y las tradiciones que nos distinguen. Los tiempos que vivimos nos llaman a fortalecerlas (a las familias)».
Las actividades empiezan hoy a las 12:00 horas en Zaragoza y Constitución, en donde se repartirán 30 mil calcamonías con el lema «Yo Amo a mi Familia».
Y el domingo se llevará a cabo «La Carrera de la Familia». El registro comenzará a las 7:00 horas, para dar el banderazo oficial a las 10:00 horas.
Las primeras 6 mil familias que crucen la meta obtendrán un obsequio, y todas las que concluyan la carrera participarán en la rifa de una casa.
El Consejo Estatal de la Promoción de Valores y Cultura de la Legalidad celebrará el Día de la Familia con exhibiciones y talleres de los juegos y refranes tradicionales en México.
El evento, que se realizará el domingo a las 13:00 horas en la Plaza Horno 3 del Parque Fundidora, será clausurado con la presencia de Luca, el títere emblemático del Fórum.
Un adolescente que acosa a su compañero de escuela y un secuestrador que corta un dedo a su víctima tienen algo en común a nivel biológico: la violencia registrada en sus neuronas espejo.
A estas células nerviosas los científicos atribuyen, además del desarrollo de empatía, el de la imitación de conductas, lo que ayuda a explicar, en parte, el porqué de la maldad, reflejada en actos agresivos o psicópatas, dijo ayer el psiquiatra José Luis Garza Elizondo.
«Uno no nace con las cosas aprendidas, sino que a través de la convivencia con las personas nuestro sistema nervioso va construyendo su organización, a través de estas neuronas».
Para analizar la violencia individual, familiar y social, la Asociación Regiomontana de Psicoanálisis, A.C., realizará este jueves, viernes y sábado el Congreso «La Maldad. Perspectivas Psicoanalíticas» en la Prepa Tec Santa Catarina.
Alonso Cantú Lozano, presidente de la agrupación, advierte que la conducta bullying de ahora puede llevar a un niño a desarrollar un trastorno de personalidad de adulto, como la psicopatía.
«Los niños que tienen placer al agredir a amigos, tienen la posibilidad de llegar a desarrollar esto en nivel adulto y convertirse en un problema serio de personalidad».
Y aunque la maldad es un término más moral que psicoanalítico, los organizadores decidieron utilizarlo para etiquetar la amplia gama de agresiones actuales sociales.
Sin embargo, el término adecuado científicamente es el de psicopatía, indicó la psicoanalista Ramona Cantú Westendarp.
Decirle a tu adolescente que no eres perfecto es el primer paso para conectarte con él
Para que tu hijo acepte que camines a su lado en la transición de la adolescencia, sólo tienes que escarbar en el baúl de la memoria y ponerte en sus zapatos… o tenis.
«No se trata de atiborrarlos de reglas y conocimientos, sino de invitarlos con nuestra experiencia a decirles, ‘Yo fui uno como tú, tuve situaciones y problemas'», dice Édgar Suárez, director del Centro de Orientación y Desarrollo Educativo de la UR.
«Lo que he encontrado es que eso hace que haya un acercamiento realmente humano, pues lo que tiene el adolescente en el fondo es miedo a crecer, y saber que lo han hecho otros les da confianza».
A los 12 años la vulnerabilidad física y mental de los preadolescentes los lleva a experimentar el sexo y las adicciones, quizá sin que sus padres se percaten.
Ante los estallidos de emociones de los hijos, muchos papás prefieren replegarse al ver que al intentar un acercamiento no hay respuesta inmediata.
«Si en algún momento perdiste el contacto con tus hijos por el trabajo o porque no sabes cómo comunicarte con ellos, la mejor forma de acercarte es a través de decirle que tú también fuiste joven», aconseja Suárez, «hay que saber que te pueden rechazar, así que con mucha tolerancia acércate y dile que quieres platicar».
Cuéntale anécdotas de tu adolescencia con humor, e incluso cosas que te den pena, porque ahí es donde tu hijo puede sentirse identificado contigo.
«Eso les da la idea que tú tampoco eres perfecto y, sobre todo, despierta la curiosidad de cómo resolviste los problemas que tu hijo tiene ahora».
Ya que la comunicación se ha establecido, tu hijo debe saber que lo que dice es tomado en cuenta.
Pero ¡ojo!, eso no quiere decir que lo que diga el niño es la ley en la casa, sino más bien que es escuchado.
«Una auténtica conversación entre adolescentes jóvenes y adultos responsables es valiosísima», dice Chris Stevenson, profesor de Educación en la Universidad de Vermont en su texto «¿Qué significa tener 13?», publicado por la National Middle School Association de Estados Unidos.
«Cuando la charla es sobre cosas importantes que tienen que ver con las vidas de los niños, puede ser una poderosa influencia en el desarrollo de su juicio y en las decisiones que le sigan».
TRES HIJOS EN UNO
Al mismo tiempo que te pones en los zapatos de tu hijo, date cuenta que, en el proceso de formación, él tendrá otras dos personalidades que podrías desconocer, pero tendrás que aceptar.
La primera personalidad de tu hijo es la que tú conoces como su padre. Pero hay otra, que es la que él tiene cuando interactúa con otro adulto, al que le dice cosas que a ti no te diría, y la última, la que tiene cuando está con otros menores.
«Así que el mismo niño que puede sorprender a su maestro en la escuela, puede llegar a casa y hacerte enojar», explican Charlene C. Gianetti y Margaret Sagarese en su libro «The Roller Coaster Years».
A medida que se acercan a los 12, los padres deben saber que si antes sabían todo de sus hijos, ahora éstos desearán tener más intimidad y la comunicación deberá ser distinta.
«Olvidamos que fuimos adolescentes y tenemos poca tolerancia y queremos arreglarlo todo con órdenes», dice Suárez «pero el adolescente lo que quiere es que lo escuches aunque tenga muchas contradicciones, pero lo importante para el joven es sentir la cercanía de sus padres».
Tal vez, ponerte los tenis de tu hijo pueda ser extraño en un principio, pero con la práctica verás que es más fácil caminar juntos si ambos llevan el mismo calzado.
HAZ TU ESTRATEGIA
Para ponerte en los zapatos de tu hija o hijo de 12 años:
Déjale claro que tu interés en él o ella es genuino.
Sé paciente, tal vez a la primera no tengas éxito.
Para iniciar una charla, pídele que te hable de su persona y de ahí partirás para hacer más preguntas.
Atrévete a contarle cómo eras de adolescente.
Inicia la conversación con algo en lo que ambos tengan interés como el futbol o el cine.